- Aceite de oliva virgen extra
- Uno o dos solomillos
- Queso Roquefort (unos 100 gramos)
- Un poco de leche
- Una cebolla
- Medio vasito de vino blanco Montilla-Moriles
- Pimienta negra molida
- Perejil picado
- Sal
Elaboración:
Observa la siguiente imagen para que te hagas una idea exacta de dónde está situado el solomillo.
Salpimentar el solomillo. Poner en una sartén un poquito de aceite y dorarlo entero por todos lados a fuego medio. Reservar.
Cortarlo a rodajas de algo más de un dedo de grosor. Cuando dores
la carne, como ves, debe estar poco hecha por dentro, porque luego la guisaremos y debe de quedar jugosa.
En la misma sartén donde hemos marcado la carne, echar un poco más de aceite y añadir la cebolla picada. Sofreír y pochar. Cuando esté bien pochada la cebolla, agregar el vino y dejar evaporar el alcohol.
Echar en un vaso batidor la cebolla sofrita y pochada. Agregar el medio vasito de leche y triturar.
Incorporar este triturado en la sartén y poner el queso Roquefort. Remover y mezclar. Si lo ves muy espeso, añadir un poquito de leche.
A continuación, colocar las rodajas de solomillo encima de la salsa.
Cocinar durante 3 ó 4 minutos, dándole la vuelta a la mitad de este tiempo y rociar con perejil picado. Puedes acompañar este plato con la guarnición que más te guste.