Son unas torrijas hechas a la manera tradicional, pero siempre he intentado que no salgan excesivamente blandas ni poco hechas.
Ingredientes:
- Una de barra de buen pan asentada de 2 ó 3 días
- Miel
- Vino blanco corriente
- Aceite de girasol
- Huevos
Elaboración:
Cortar la barra a rodajas de un dedo de ancha. En una fuente honda echar medio litro de vino blanco y unos 150 ml. de agua.
En una sartén con fondo, pero no muy grande poner a calentar medio litro de aceite aproxidamente. Batir un huevo. Pasar cada rodaja de pan por el vino y después por el huevo batido e ir friéndolas con el aceite bien caliente.
Es conveniente freír las rodajas teniendo en cuenta que quepan bien en la sartén que utilices. Dorarlas bien por ambos lados, sacarlas de la sartén y colocarlas en una bandeja con papel absorbente. Cuando veas que el huevo se consume, debes batir otro huevo.
Una vez que estén todas las torrijas fritas, retirar el aceite de la sartén donde se han frito, limpiarla con un papel y echar medio kg. de miel y un vasito pequeño de agua, para diluirla un poco.
Hervir un poco la miel con el agua, luego poner a fuego medio y remover. Echar varias torrijas en la sartén y tenerlas en la mezcla de miel y agua un minuto por cada lado.
Sacarlas e ir poniendo en una fuente honda. Cuando hayas terminado, echar la mezcla sobrante por encima.
Si ves que no te ha sobrado, puedes diluir un poco más de miel y terminas de rociarla por encima.