Como estas pechugas se pueden comer tanto frías como caliente, resultan además de apetitosas, una solución estupenda para cualquier ocasión.
- 4 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
- 2 medias pechugas de pollo
- Medio vasito de vino oloroso o Montilla moriles
- 4 lonchas queso
- 6 lonchas de bacon
- Un trozo de cebolla
- Dos dientes de ajo
- Una zanahoria pequeña
- Pimienta negra molida
- Sal
Elaboración:
Abrir las dos medias pechugas. Puedes pedirle al carnicero que te las abra. En una parte colocar una loncha de queso, tres lonchas de beicon y encima otra loncha de queso, tapándola con la otra parte.
Atarlas con una cuerda de algodón de carne para cerrarlas. Ponerle sal y pimienta por fuera.
En una cacerola echar las 4 cucharada de aceite, agregar el trozo de cebolla, los 2 dientes de ajo con cáscara, la zanahoria pequeña cortada a trozos y dorar las pechugas por todos lados.
Cuando estén doradas, añadir las ciruelas y los orejones. Echarel vino dejando que se evapore y dándole la vuelta a la carne.
Añadir 200 ml. de agua caliente y cocinar durante 15 o 20 minutos hasta que se consuma el caldo. Sacar las ciruelas y los orejones y reservarlos.
Poner la salsa resultante en un vaso de turmix y trirurala con la la cebollita y los ajos quitándoles la cáscara. Si dicha salsa te resulta fuerte, puedes echarle un poquito de agua hasta que quede a tu gusto. Esta carne puede servirse entera o cortada a rodajas, acompañada con las ciruelas y los orejones, y aderezada con la salsa.